De pronto sonó el teléfono, era mi amigo “el guajiro” un tipo de mas de 50 años apasionado de la música y con un gran talento para la guitarra y la composición, Llamaba para invitarme a la famosa reunión de cada año, “ la fiesta del día del músico”, a menudo solía invitarme a reuniones a cantar, él pensaba que yo era un diamante en bruto y su labor era pulirme. Tenía 16 años y la música invadía mi sangre cada día más, no perdía ninguna oportunidad para subirme a un escenario y hacer lo q mas me gusta “cantar”.
A las 8 de la noche ya me encontraba en la fiesta, el ambiente me hacia sentir como en casa, tantos músicos ahí reunidos, inspirados sacando a la luz su mejor repertorio. De pronto llego mi turno… I want to break free, quiero ser libre… todos escuchaban atentos, incluso él… Él que de pronto abrió la puerta y fijo su mirada en mí…
Su nombre… Lalo, lo supe cuando toco su turno de cantar “love me two times” ámame dos veces… Su mirada en un principió me resulto interesante pero cuando empezó la canción, no pude evitar sentirme totalmente atraída, su voz no era una simple voz, era la voz más hermosa y varonil que hubiera escuchado. Cuando bajo del escenario mirándome a los ojos se dirigió hacía mi.
-Hola, nunca te había visto por aquí…
- Es la primera vez que celebro el día del músico, le dije
- Pues que bueno que te animaste a venir, oye ya casi me voy pero antes quise preguntarte ¿tienes alguna banda o cantas en algún lugar? Lo que pasa es que yo tengo una, y estamos en busca de una vocalista como tu.
- no, nunca he estado en una banda, pero tal vez pueda ir a escucharlos y hacer una audición.
Días más tarde nos encontramos en un punto, de ahí nos iríamos al ensayo, pero justo cuando íbamos en camino, casualmente le llegó una llamada. Cuando colgó me dijo:
- ¡que crees! Se cancelo el ensayo, que pena… pero podemos ir a tomar un café o te llevo a tu casa y tu me invitas uno…
Ahora si todo era muy claro, no habría ningún ensayo, lo que el quería era que estuviéramos solos y conquistarme. Ese día nos divertimos tanto, pudimos hablar de tantas cosas pese a que el me llevaba 8 años. Sabia como tratarme, me decía lo que yo quería escuchar, me sentía segura a su lado…
Días mas tarde por fin conocí a mi primera banda y justo en ese momento empezó una nueva etapa en mi vida… Una etapa difícil que recuerdo con emoción y nostalgia.
Lalo y yo nos hicimos novios a escondidas de mi papá, el no podría tolerar la idea de que su pequeña hija pudiera estar en las garras de un hombre 8 años mayor. Mi madre en cambio siempre comprensiva sabía cada detalle, como buena alcahueta…
Cada día era feliz, La música llenaba cualquier vacío, me gustaban los días en los bares, cuando me subía a los escenarios y sacaba lo más profundo de mi alma, lo daba todo, cada día todo salía mejor y no tenía miedo, la gente aplaudía y eso me inspiraba… Además Lalo estaba a mi lado, cuidándome siempre de aquel tipo aprovechado que se me acercaba, yo me sentía tan segura…
Conocí a su familia, a sus amigos, su consultorio (ya que el era dentista), Me adentro a una ilusión, la ilusión que cualquier adolescente pudiera sentir estando en una relación de grandes…
Pero solo fue eso, una ilusión, meses mas tarde un mensaje a mi celular me cambio el panorama… Hola, soy Max.
Max era el baterista de la banda, un chico noble al cual admiraba por su talento y amabilidad, Su mensaje me cayo de sorpresa porque, Lalo nunca había permitido que los integrantes de la banda tuvieran mi teléfono, era muy celoso, le molestaba que otros se me acercaran. Max lo hiso por una razón, él consiguió mi teléfono para decirme algo que en un principio no pude entender…
- No te enamores demasiado, me dijo Max.
- ¿Que no me enamore demasiado? ¿Y porque no? Le dije desconcertada
No hubo contestación… y sin embargo ese silencio me doblo poco a poco.
Al siguiente día sonó mi teléfono, Era Max de nuevo.
- Hola pequeña, (así solía llamarme), perdón por no contestar ayer, necesitaba pensar…
- Pero me dejaste en la incertidumbre, ¿porque me dijiste eso?, ¿que me quieres decir? Le pregunte.
- Pues… Yo se que va ser difícil, pero no soporto mas esta situación, eres tan especial que no se vale.
Intuía lo que iba a decirme, y sabía que iba a doler, así que tome aire.
- Lalo… Lalo tiene novia, dijo nervioso.
- pues si, yo soy su novia, le dije ingenuamente.
- No niña… Lalo lleva una relación de 6 años con una chica, pero siempre le hace eso, la engaña cada que puede. El es mi amigo, pero no se vale que ahora haga eso contigo, que te ilusione así.
No supe que contestar, mi corazón se estaba quebrando.
Esa tarde mi mente se abrió a dos posibilidades, una de ellas, la idea mas vaga, que Max me estaba mintiendo porque quería separarme de él, y en la otra posibilidad mis recuerdos le daban la razón a Max, claro… es por eso que a veces cuando sonaba su celular se alejaba de mi, era ella, ilusa e ingenua como yo, pensando cualquier cosa, menos que su novio la engañaba…
¿Porque me estaba pasando a mi? Yo que me entregue tanto, que di lo mejor, ¿porque jugo conmigo de esa manera?… ¿pero y si no es verdad?, Y en medio de un tumulto de pensamientos encontrados, sonó el teléfono, era Lalo.
- Hola mi niña, ¿que haces?
- Pensado… le dije
- ¿En mi? Contestó
- si… le dije con voz fría
- ¿que tienes?
- ¿Porque me mientes? Le pregunté
- de que hablas, no te miento…
- ya se todo, se que tienes una relación con otra persona
- ¡no es cierto! ¿Dime quien te dijo eso?
- No importa, me engañaste…
Y así después de una platica larga en donde Lalo intento convencerme de que todo era mentira y que me quería… le dije que necesitaba pensar las cosas, que tenía miedo de que fuera verdad, en esos momentos no podía creerle.
Estaba tan confundida, no sabía que hacer, no tenía pruebas, solo la palabra de Max contra la de Lalo, y yo en medio sintiéndome como un títere.
Días mas tarde, después de mucho pensar, decidí terminar definitivamente esa situación, solo había algo que quería conservar, la banda. Y así me hice la fuerte para que no me afectaran los momentos en que tenía que verlo durante los ensayos y eventos, a veces quería olvidar todo, abrazarlo y hacer como si nada pasara, pero mi dignidad no me dejaba, una parte de mi me pedía a gritos que volviera, y otra me impedía caer en su engaño.
De pronto un día, a dos horas de empezar un ensayo en mi casa, llegó un mensaje de Max.
- ya vamos para tu casa, pero te aviso que va la novia de Lalo…
¡Que! Me llene de frustración, no sabía que haría, ¿Correrlos? o ¿Llorar?.
Y llegaron…, se me hizo un nudo en la garganta al momento de abrir la puerta y verlos ahí, tomados de la mano.
- Hola, dijo Lalo con la mirada en el suelo, te presento a Jenny
Fije mi mirada en ella , - tu no tienes la culpa, estás enamorada igual que yo… pensé
- Hola Jenny, le dije sonriendo, haciéndome la fuerte para que el viera que ya no me importaba.
Luego ella me vio de abajo hacia arriba y después fríamente me dijo – hola
Todos alrededor miraban la escena, esperando que yo hubiese reaccionado de otra forma.
Lo único que quería era que todos desaparecieran, que se los llevara el viento y quedarme sola para llorar, pero no fue así…
-Voy por un cable, les dije a todos en voz alta para alejarme un momento de la escena.
Cuando regresé, Lalo y Jenny se pararon frente a mi.
- Oye, se me olvido decirte que Jenny es mi novia, dijo Lalo suplicándome con su mirada que no hiciera un escandalo.
Ahora entiendo… ella sospechaba de mi y seguramente le pidió que me la presentara como su novia, para sentirse segura de que él le era fiel. Pensé mientras los veía con lastima. Lastima porque yo ya tenía los ojos abiertos y ellos seguirían viviendo en una relación enferma.
- Ha… pues, bien por ustedes, les dije.
Que momento tan incomodo y doloroso…
Al finalizar el ensayo, abrasé a Max y le dije que no podía seguir en la banda por el bien de todos, realmente lamentaba terminar un proyecto de esa manera, pero necesitaba no verlo.
Lalo supuso que no volvería a verme después de lo ocurrido y lo único que me dijo al despedirse fue.
- Perdón.
- Adiós, le dije cortante.
Y nunca más volví a verlo. Solo quedó en mi por mucho tiempo una sensación de desconfianza, sin querer puse frente a mi una barrera muy grande que no me permitía creer en los demás y mucho menos enamorarme, me cerré puertas para no sufrir.
Así fue mi vida hasta hace unos años que llegó a mi vida un ser lleno de luz, cuando conocí sus ojos supe que era el momento de desprenderme de mis miedos, de creer en alguien otra vez y volver a enamorarme.
Hoy no me arrepiento de nada porque cada experiencia es una enseñanza, y yo he aprendido mucho de algunas.
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