«Memorias de una noche»
Viernes por la noche, regresaba de su rutina de ejercicios diarios, con la pila más que cargada y mega feliz porque, tras sacar el estrés y liberar endorfina uno se pone contento. Al arribar a su casa se dirige al cuarto de baño para darse una merecida ducha relajante y luego toma una merienda ligera. Se despide de sus padres y se interna en su habitación como es costumbre; suena su móvil y en la pantalla se dibuja la foto de un hombre, el cual posee la voz más sexy que ella jamás ha escuchado, Inna contesta y él la saluda de manera peculiar, tratando siempre de impresionarla, -hola, ¡cómo estás preciosa!?, ella sonríe ruborizada y el agrega, es afirmación no pregunta, ella vuelve a reír. Inesperadamente él la invita a salir, -¿qué harás esta noche?, le pregunta ansioso, hmm creo que nada, a lo mejor me pongo de ñoña y hago tarea(le responde con un tono de sé que quieres invitarme a salir pero tengo que hacerme la difícil), tengo una mejor opción le propone Manolo efusivamente-¿por qué no sales conmigo de antro?, avísale a tus papas que voy por ti, ¡¿Qué?! No, cómo crees, si ya es media noche y seguro me responden que estoy loca. Desanimado emite un sonido de descontento, ¡pero no te preocupes, pasa por mí, en una hora estoy lista, tengo un plan! Le susurra Inna, ok paso, te dejo una llamada perdida cuando este afuera de tu casa asegura Manolo.
De inmediato salta de la cama y se quita la pijama, busca como desesperada que ponerse en su gran closet; uno, dos, tres cambios de ropa y nada la convence, era de esperarse, la gran ironía, un closet desbordado de prendas y nunca se tiene nada, el sufrir de toda mujer.Inna es del tipo de chica que se preocupa muchopor su imagen, siempre trata de estar en sintonía con la tendencia y aunque se podría pensar que es una cabeza hueca, no es así, porque su prioridad es mantenerse constante en su nivel escolar, estudia diseño textil; voltea a ver el reloj y ya pasaron mas de quince minutos y ella aun sin cambiarse, pero como por gracia divina y hasta con un sonido en su mente de cantos de querubines ve en el fondo del armario un vestido de lentejuelas, ese que habia comprado meses atras, ya saben, para una ocacion especial y que mejor esta ocacion, donde por primera vez habia decidido burlar a sus padres, aquellos que la tenian inmersa en una burbuja, resguardada de todos los peligros de la calle, en donde contaba con todo para consentirse y divertirse, pero aislada de personas que pudieran dañarla, de personas con las cuales pudiera compartir sus privilegios otorgados por sus guardianes y progenitores. Por fin vestida, maquillada y peinada, lo que viene siendo producida para su gran noche, se sienta con cuidado sobre su cama tratando de no arrugar el vestido a esperar la llamada; paso la hora acordada para el encuentro, ella comenzaba a llenarse de nervios, se levanto y salio de su cuarto para verificar la ausencia de sus padres, incluso de la perra que tenia por mascota ya que la condenada podia ladrar en el momento cumbre para su escape.
Una escandalosa melodía rezumba sobre su cama, por fin la llamada tan esperada, ella le marca y le susurra– en un minuto salgo. Con gran cautela y sobre todo sigilo baja las escaleras con sus zapatillas en mano, para no hacer ni el más mínimo ruido, abre la puerta y cuida que no rechine pues recordaba que no la habían aceitado.
Mientras tanto Manolo la esperaba impaciente en su gran carro, ese que con tanto esfuerzo había comprado con sus ahorros; Manolo es un joven trabajador, emprendedor, atento y sobre todo sexy, sobre todo esto último había cautivado a Inna aquel día que lo vio por primera vez cocinando en su propio restaurante, ese día en el que tenía ella, para su fortuna ella poseía un insoportable antojo de sushi. Se abrió la puerta y de ésta emergió Inna, radiante, sonriente, nerviosa, pero entusiasmada, en cuanto volteo a ver a Manolo a éste se le cayó la baba, pero de inmediato se bajó del auto para saludarla.
Una vez fuera de su casa Inna se ajusta las zapatillas, camina de prisa volteando a los lados asegurándose de no ser vista por alguien conocido para luego correr a los brazos de su hombre, lo besa y se sube de prisa al automóvil. -¿A qué hora dijiste que regresarías? Le pregunta escéptico, -no avise, me salí a escondidas le responde ella con mirada inocente y emitiendo una risita pícara. Manolo entrecierra los ojos y se le queda mirando consternado y aunque no le pareció buena su acción le dice que no debería hacerlo más, pero que por lo menos esa noche la disfrutarían al máximo.
El viento le alborota la cabellera a Inna, iban de prisa por las nocturnas calles de la ciudad; los ojos se le iluminaban al ver lo resplandeciente de las luces citadinas, muchos creen que no hay movimiento de noche, pero son muchas personas las que prefieren la vida nocturna ya que ésta se llena de diversiones de todo tipo, claro dependiendo del contexto en el que se encuentre cada sociedad; por ejemplo el de la sociedades de primer mundo en donde se cae en el vicio, transgresiones y perversiones debido al exceso en el que se ven inmersas.
Reforma, insurgentes y cuando ya están muy al sur del distrito federal paran para reunirse con algunos de Manolo en ‘el Reina’. Se plantaron en la puerta y el cadenero se puso rudo y demoró en dejarlos entrar, a veces los cadeneros lo hacen para molestar o porque así logran darle más exclusividad al antro en cuestión. Por fin cruzaron la puerta que los separaba de gozar del ambiente, la música y las bebidas.Inna se asombraba a cada paso, jamás había estado en un lugar similar en donde desfilas por una alfombra roja a lo largo de un pasillo repleto de grandes cuadros iluminados por lámparas antiguas, al final del pasaje se llega a una inmensa pista de baile rodeada de pequeñas mesas y varios sofás porque lo importante es bailar. Pronto se acercan a una mesa y les ofrecen varias botellas para beber durante toda la noche.
Todo marcha excelente, Inna y Manolo bailan mientras sus amigos hacen lo propio, de pronto Inna le dice a Manolo que necesita refrescarse y descansar un poco; se sientan y beben un par de perlas negras, a Inna se le viene a la mente lo que una vez le había dicho su primo que era bartender –cuidado cuando bebas ese trago porque el jagger aunque poco hace que te den vueltas la cabeza-, Inna no le dio mucha importancia pues cuando se bebe y se baila mucho, no se te sube tan rápido y así pasaron dos y tres tragos, ella solo veía como el joven que los atendía traía y llevaba botellas al por mayor. Manolo por otro lado se sentía muy feliz porque desde hacía mucho tiempo no salía a divertirse con sus amigos, por aquello de que el trabajo le absorbe mucho tiempo.
La hora era incierta, pero como se la estaban pasando bien no le daban la más mínima importancia; en ese tiempo al gobierno se había inventado una nueva ley la cual decía que a determinada hora todos los centros nocturnos debían dejar de vender bebidas alcohólicas. Los amigos de Manolo parecían esponjas y pronto se terminaron las botellas, pero todos querían seguir la fiesta, entonces se pasaron a la casa de Dave el mejor amigo de Manolo en donde había de sobra para beber. Una vez allí se les ocurrió jugar un recreo peculiar que mientras uno esté más ebrio es más divertido y si uno no lo está, el juego o los mismo participantes hacen que lo esté; consiste en contar de uno en uno pasando por cada uno de los participantes sin mencionar el número siete y en su lugar decir una palabra que se inventen antes de iniciar la cuenta por ejemplo ‘fuaa’, lo que sea que esté de moda para bromear y cuando alguno lo mencioné o alguno de sus múltiplos, ‘de castigo’ le toca beber un shot de jagger o cualquier bebida que seleccionen. A Inna le pareció interesante ese juego, nunca lo había intentado y confiaba en que no se pondría ebria ya que en ese estado la habilidad de regresar a su casa sin que se dieran cuenta se reduciría.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, ¡fuaa! Y las risas brotaban sin parar, ocho, nueve, diez, once, doce y así seguían contando todos esperando a que pronto alguien se equivocara, era turno de Manolo y de pronto veintiuno, ¡castigo! -grito efusivamente su mejor amigo, -ni modo, yo sé perder y estoy dispuesto a pagar –gluglu, alcanzó a escuchar Inna que se encontraba a su lado, y como era de esperarse se terminó la botella y mientras abrían otra Inna le susurró a Manolo que debía ir al baño, éste se levantó y la guío hasta el sanitario de arriba. Al entrar lo primero que hizo Inna fue hecharse agua en el rostro, empezaba a sentir que la temperatura de sus cuerpo se elevaba y que le costaba enfocar los objetos que la rodeaban, luego se sento para respirar un poco esperando que el efecto del alcohol siminuyera un poco. Al salir, Manolo la estaba esperando y le pregunto si todo estaba bien y que el tambien debia usar el baño. Manolo salio mas relajado y en cuanto vio a Inna se le avalanzo y le planto un gran beso apasionadamente, de pronto la tomo de la mano y se metieron al baño en donde los besos se multiplicaron, su temperatura corporal se elevo e inevitablemente paso algo que ambos habian deseado desde hacia ya mucho tiempo. Despues de un rato salieron y se sentaron en el sofá de afuera para platicar; para su fortuna nadie se habia percatado de su ausencia durante aquel lapso de tiempo en el que se habian entregado el uno al otro. De repente el hermano de Manolo subio con su novia a donde estaba sentada la pareja, abrieron la puerta de una de las habitaciones y se adentraron sospechosamente. Manolo e Inna se voltearon a ver tras ver esto y hecharon a reir al mismo tiempo. Entonces Inna precipitadamente tomo a Manolo por la mano y lo jalo hacia la habitación contigua para repetir lo de hacia un rato sin importarle ya nada. Knock Knock! Tocaron la puerta y trataron de abrirla sin éxito, knock knock volvieron a tocar y fue entonces cuando Manolo decidio responder que estaba ocupado. Inmediatamente ambos se vistieron a toda velocidad y salieron como si nada.
Manolo vio el reloj y le avisó a Inna que ya pasaban de las seis de la mañana, ya era hora de marcharse; en cuanto escuchó esto Inna sintió una especie de sudor frio y tomo los abrigos de ambos; los dos se despidieron de todos aunque la mayoria se encontraba durmiendo por toda la casa, el la mesa del comedor, la barra de la cocina, el suelo, etc.
Bajaron las escaleras tratando de no hacer mucho ruido y abordaron el automóvil; rapidamente se dirigeron a la casa de Inna mientras platicaban sobre lo acontecido aunque sin muchos comentarios por parte de los dos. Se bajaron del carro, se despidieron con un gran abrazo y un largo beso; -suerte le dijo Manolo mientras que Inna sacaba las llaves de casa de su bolso volteandolo a ver solo le sonrio y le dijo -gracias, en cuanto llegues a tu casa me llamas para saber que llegaste a salvo y así me quede más tranquila.
Inna sigilosamente introdujo la llave en la puerta y la giro con mucho cuidado para no hacer ruido, se metió y Manolo arranco velozmente. Inna se Quito las zapatillas, las sujeto con fuerza y de puntitas cruzo la casa, subio las escaleras y se metió a su fortaleza; se desvistió y como pudo se puso la pijama, volteó a ver su reloj y marcaba casi las siete de la mañana.
Cuando por fin empezaba a ser presa de Morfeo timbro su móvil, era Manolo avisandole que ya estaba a punto de irse a dormir y agregó -la pase excelente, descansa y recuerda que te quiero, hasta luego, Inna sonrió y le respondió -yo también te quiero, gracias, bye. Cansadísima se volteó y trató d conciliar de nuevo el sueño. Media hora había pasado aproximadamente desde que Inna había perdido el conocimiento cuando el escandaloso de su móvil rezumbó de nuevo, era su padre quien la llamaba proponiendole que lo acompañara a comprar unas herramientas y luego a por el desayuno, ella le dijo que si, que en un momento bajaba. Tras un gran suspiro mientras contemplaba el techo saltó de la cama y con mucho sueño y cansancio se cambio y bajo a ver a su papá; buenos dias Inna! -buenos dias respondió ella pensando que era muy extraño que su padre amaneciera de buenas. Se subieron al carro y mientras estaban en camino muchas ideas mezcladas con recuerdos bombardearon su cabeza; se preguntaba en la mente si se habrían dado cuenta, al mismo tiempo que se respondía ella misma, no creo, no me trataría así mi papá, al contrarío, ya me habría matado. Al bajar del auto a Inna le dió el bajón por tanto exceso de su gran noche, se sentía sin energía, le dolía la cabeza, tenía mucha sed y no veía nada a su alrededor para beber; castigo divino pensó y siguio en busca de herramientas con su protector.
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